En el verano de 2015 nos llegó el aviso de que algún desaprensivo había abandonado a un petauro del azúcar de apenas un año. Este pequeño llegó en graves condiciones de desnutrición, estrés e higiene deficiente. Tras las correspondientes visitas al veterinario, nos encontramos con un animal casi totalmente asocial, traumatizado, maltratado físicamente y con su mente sumida en el terror más absoluto.
Han sido muchísimas las personas que se han interesado por
él, sobre todo criadores y otras personas dispuestas a lucrarse a costa de una
vida. Fue entonces cuando se decidió que el animal entraría en residencia
permanente, para impedir que se fomentara el negocio, cada vez más extendido,
de la cría con estos animales exóticos.
Las razones son muy simples:
- Los petauros no son animales endémicos, son marsupiales
que, en el caso de que lograran sobrevivir a la libertad en nuestro medio
producirían un impacto ambiental que destruiría gran cantidad de especies
animales y vegetales que sí pertenecen a nuestro ecosistema. Al igual que las
tortugas de florida o las cotorras argentinas, estos animales podrían llegar a
adaptarse y a suponer la aparición de nuevas enfermedades para nuestra fauna
así como su desplazamiento, ya que los petauros son animales muy voraces que
comparten dieta y nicho ecológico con algunos de nuestros roedores salvajes.

- Debido al enorme desconocimiento sobre sus cuidados y
manutención, tampoco podemos entregar a un animal que requiere atención
veterinaria por un experto en exóticos, una dieta muy concreta y un espacio
adecuado a sus necesidades a cualquier persona. No es una ardilla. No es un
murciélago. Es un animal muy delicado. Se tomó la decisión de que se quedara en
residencia permanente bajo la vigilancia y asesoramiento de nuestro equipo de
veterinarios especializados.
Posteriormente, y en favor del enriquecimiento ambiental del
animal, se consiguieron dos nuevos compañeros para el que entonces, ya era
nuestro pequeño Gizmo. Actualmente el animal se encuentra en condiciones de
peso e higiene adecuadas. La aparición de sus compañeros, machos también,
fomentó una gran mejora psicológica en el animal, si bien es aún muy reticente
al contacto humano y a la presencia de ciertos elementos y herramientas (como
escobas o palos) cerca de él.
En resumen, nuestros pequeños petauros son de los residentes
más particulares de Alma Exóticos, unos pequeños amenazados por la cría
indiscriminada y el uso de la vida como objeto de lucro.
Si quieres ayudar puedes hacerlo, los donativos se podrán hacer mediante:
CUENTA DE ALMA EXOTICOS
ING Diret: 1465 0340 54 1900373286
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Concepto: Petauros
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